17 de febrero de 2014

Encina

Encina (Quercus ilex ballota)



¡¡¡Hola chavalotes!!! Esta semana os doy la bienvenida con un arbolito, que yo creo que es el más representativo, sin ninguna duda, de Salamanca, del campo charro y de sus bastas extensiones de dehesa, tan típicas, llenas de ganado bravo o de mismísimos cerdos de pata negra.


Si os dais cuenta esta vez el nombre científico tiene 3 palabras, que como ya os dije hace tiempo, hace referencia a la subespecie, que en este caso es la presente por esta tierra tan bonita y que tanto quiero. La dehesa por definición, es un bosque claro de encinas, con pastizal y matorral, fuertemente alterado por la presencia humana. Todo el mundo, se imagina una dehesa con sus encinas y como se dice aquí, un secarral enorme de pastizal seco, pero mas allá de lo que nuestra cabeza nos diga, hay encinares en primavera que son espectaculares con su pasto en plena flor, con morados, amarillos, rojos, etc, que forman un tapiz de colores que es increíble. La verdad de todo esto, es que el pastizal dura poco tiempo bonito, pero aun así, la dehesa tiene una belleza que la hace particular frente a los demás.


Describiendo lo que es el porte del árbol (forma), podemos decir que puede alcanzar hasta los 25 metros, aunque su altura no suele ser tanta, ya que tiende a ser mas achaparrado, es decir, aplastado y ancho. Presenta otras formas, que son la de arbusto y la de mata, muy típicas en zonas en las que el suelo no tiene demasiada calidad y profundidad, e incluso, en las que el humano tiene poca presencia. Al hablar de su porte, es necesario indicar que es un árbol perennifolio (No pierde la hoja) y por tanto siempre lo encontraremos verde, ya sea invierno o verano. Su tronco es grueso duro y con una corteza resquebrajada y agrietada desde muy joven. En los lugares en los que la encina no se poda, su copa tiende a ser muy densa con forma redondeada, de color verde oscuro, y que comienza desde muy abajo. Los nuevos brotes tienen un color gris con tonos amarillentos muy particulares, y a medida que las hojas van madurando se volverán del color verde.



Las hojas que tienen son muy variables, teniendo en cuenta que ni las hojas del propio árbol son iguales. Me explico; las hojas que están en la parte superior del árbol suelen ser lanceoladas u ovaladas con un borde liso, mientras que las hojas de la parte baja del árbol, suelen estar provistas de unos pinchos que rodean el contorno de la hoja, que les proporcionan una defensa contra los animales ramoneadores (que comen hojas de los arboles).

Volviendo a su tronco y en especial por su madera, ya que esta tiene una densidad muy elevada. Se considera que su madera es imputrescible, vamos que no se pudre, por ello se utiliza para parquets, herramientas y partes en las que se necesite hacer un gran rozamiento, dada su resistencia.

Todos conocemos al fruto de la encina, la bellota, que a parte de servir para alimentar a animales, también sirve para el consumo humano. Ya sabéis que las bellotas tienen una boina o caperuza que llena de brácteas que no pican y que a penas cubren un cuarto de toda la bellota. El color de la bellota sin madurar es verde incluida la caperuza y a medida que maduran se vuelven de color marrón. 



Las repoblaciones que se hacen con encina, se hacen mediante las propias semillas, ya que su alta capacidad de germinación es muy buena para hacerlo de esta manera. Yo tuve el placer de formar parte de una repoblación, de pinos y encinas, y estas ya se llevan germinadas, con apenas 10 cm de longitud.

En cuanto a su distribución, se considera el árbol más extendido en España, según información extraída de una importante guía de arboles y arbustos. Y como ya os dije antes según el lugar en el que estemos será una encina u otra.

Aunque la encina presente una madera gruesa, dura y densa, existen unos insectos capaces de atravesar esa madera y provocarle serios daños a la encina. Unos de los peores bichos son la mariposa Tortrix viridiana, o el Cerambix cerdo, capaz de generar unos taladros por los cuales el árbol se va pudriendo. 

Por último recordar, que a las encinas pequeñas que no llegan a ser aun una encina bien formada se les llama carrascas o carrascos.


Con esto queda hecho el pequeño resumen de la encina. Me podría tirar un buen rato más, pero quiero que lo entendáis todo, por eso no os cuento historia raras. ¡¡¡Hasta mañana!!!

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